viernes, 30 de octubre de 2015

Séptima prueba

Ordenar los párrafos.

Hola campistas, hoy les traemos la séptima prueba de este campamento, ya estamos en la penúltima prueba, solo esperamos que hasta ahora hayan disfrutado de las pruebas que hemos creado para ustedes.

¿De que se trata?

Primero que nada es una PRUEBA individual así que todos los que quieran pueden participar, la prueba consiste en ordenar los párrafos, tal cual estarían en la pagina del libro. Ordenarlos con los números que crean que son correctos. La respuesta la deben enviar al correo campamentofandoms@gmail.com con su nombre y su cabaña.

No tienen que dirigirse solo a las de su cabaña, si no que pueden contestar TODO.

Puntaje: 

10 Puntos por respuesta acertada
5 Puntos extra por ser el primero.
5 Puntos extra por contestar todo 100% correcto.
DIVERGENTES

1. ―¡Silencio, todo el mundo! ―grita Eric. Alguien golpea algo que suena como gong, y los gritos cesan gradualmente, aunque los murmullos no. Eric dice―: Gracias. Como ustedes saben, estamos aquí porque Albert, un Iniciado, saltó al Abismo anoche.

2. Parte de mi desea que él no la hubiera detenido. Una pelea podría ser una distracción bienvenida, especialmente ahora que Eric está subiendo en una caja junto a la barandilla. Lo miro, cruzando los brazos para mantenerme firme. Me pregunto qué dirá.

3. .―No sabemos por qué ―dice Eric; y sería fácil llorar la pérdida de él esta noche. Pero nosotros no escogimos una vida fácil cuando nos convertimos en Intrepidez. Y la verdad es… ―Eric sonríe. Si no lo conociera, pensaría que es una sonrisa genuina. Pero lo conozco―. La verdad es que, Albert ahora está explorando un desconocido e incierto lugar. Él saltó a las feroces aguas para ir allí. ¿Quién entre nosotros es lo suficientemente valiente para aventurarse a la oscuridad sin saber qué hay más allá? Albert todavía no era uno de nuestros miembros, pero podemos estar seguros que ¡Él era uno de los más valientes!

4. Un grito se eleva desde el centro de la multitud, y un chillido. La ovación Intrepidez varía a los extremos, alta y baja, brillante y profunda. Su rugido imita el sonido del agua. Christina toma la botella de Uriah y bebe. Will desliza el brazo alrededor de sus hombros y la atrae a su lado. Las voces llenan mis oídos.

5. En Abnegación nadie se ha suicidado recientemente, pero la postura de la Facción es clara: El suicidio, para ellos, es un acto de egoísmo. Alguien que es verdaderamente desinteresado, no piensa en sí mismo muy a menudo para desear la muerte. Nadie lo diría en voz alta, si esto sucediera, pero todos lo piensan. 


Magos

1.    Sin embargo, Harry Potter estaba todavía allí, durmien­do en aquel momento, aunque no por mucho tiempo. Su tía Petunia se había despertado y su voz chillona era el primer ruido del día.
—¡Arriba! ¡A levantarse! ¡Ahora!
Harry se despertó con un sobresalto. Su tía llamó otra vez a la puerta.
—¡Arriba! —chilló de nuevo. Harry oyó sus pasos en di­rección a la cocina, y después el roce de la sartén contra el fo­gón. El niño se dio la vuelta y trató de recordar el sueño que había tenido. Había sido bonito. Había una moto que volaba. Tenía la curiosa sensación de que había soñado lo mismo an­teriormente.
Su tía volvió a la puerta.
—¿Ya estás levantado? —quiso saber.
—Casi —respondió Harry
—Bueno, date prisa, quiero que vigiles el beicon. Y no te atrevas a dejar que se queme. Quiero que todo sea perfecto el día del cumpleaños de Duddy.
Harry gimió.
—¿Qué has dicho? —gritó con ira desde el otro lado de la puerta.
—Nada, nada...

2.    Tal vez tenía algo que ver con eso de vivir en una oscura alacena, pero Harry había sido siempre flaco y muy bajo para su edad. Además, parecía más pequeño y enjuto de lo que real­mente era, porque toda la ropa que llevaba eran prendas viejas de Dudley, y su primo era cuatro veces más grande que él. Harry tenía un rostro delgado, rodillas huesudas, pelo ne­gro y ojos de color verde brillante. Llevaba gafas redondas siempre pegadas con cinta adhesiva, consecuencia de to­das las veces que Dudley le había pegado en la nariz. La única cosa que a Harry le gustaba de su apariencia era aquella pequeña cicatriz en la frente, con la forma de un relámpago. La tenía desde que podía acordarse, y lo primero que recor­daba haber preguntado a su tía Petunia era cómo se la había hecho.

3.    Cuando estuvo vestido salió al recibidor y entró en la co­cina. La mesa estaba casi cubierta por los regalos de cum­pleaños de Dudley. Parecía que éste había conseguido el or­denador nuevo que quería, por no mencionar el segundo televisor y la bicicleta de carreras. La razón exacta por la que Dudley podía querer una bicicleta era un misterio para Harry, ya que Dudley estaba muy gordo y aborrecía el ejerci­cio, excepto si conllevaba pegar a alguien, por supuesto. El saco de boxeo favorito de Dudley era Harry, pero no podía atraparlo muy a menudo. Aunque no lo parecía, Harry era muy rápido.

4.    Habían pasado aproximadamente diez años desde el día en que los Dursley se despertaron y encontraron a su sobrino en la puerta de entrada, pero Privet Drive no había cam­biado en absoluto. El sol se elevaba en los mismos jardincitos, iluminaba el número 4 de latón sobre la puerta de los Dursley y avanzaba en su salón, que era casi exactamente el mismo que aquél donde el señor Dursley había oído las omi­nosas noticias sobre las lechuzas, una noche de hacía diez años. Sólo las fotos de la repisa de la chimenea eran testimo­nio del tiempo que había pasado. Diez años antes, había una gran cantidad de retratos de lo que parecía una gran pelota rosada con gorros de diferentes colores, pero Dudley Dursley ya no era un niño pequeño, y en aquel momento las fotos mostraban a un chico grande y rubio montando su primera bicicleta, en un tiovivo en la feria, jugando con su padre en el ordenador, besado y abrazado por su madre... La habitación no ofrecía señales de que allí viviera otro niño.

5. El cumpleaños de Dudley... ¿cómo había podido olvidar­lo? Harry se levantó lentamente y comenzó a buscar sus cal­cetines. Encontró un par debajo de la cama y, después de sacar una araña de uno, se los puso. Harry estaba acostumbrado a las arañas, porque la alacena que había debajo de las esca­leras estaba llena de ellas, y allí era donde dormía.


Distrito 12:

1.- -Bueno, todos nos sentimos un poco más unidos hoy, ¿no?--comento, sin molestarme en poner los ojos en blanco--. Prim nos ha dejado un queso --digo, sacándolo.

2.- En realidad me llamo Katniss, como la flor acuática a la que llaman saeta, pero, cuando se lo dije por primera vez, mi voz no era más que un susurro, así que creyó que le decía Catnip, la menta de gato. Después, cuando un lince loco empezó a seguirme por los bosques en busca de sobras, se convirtió en mi nombre oficial. Al final tuve que matar al lince porque asustaba a las presas, aunque era tan buena compañía que casi me dio pena. Por otro lado, me pagaron bien por su piel.

3.- -Mira lo que he cazado.

4.- -Ummm, todavía está caliente --digo. Debe de haber ido a la panadería al despuntar el alba para cambiarlo por otra cosa-. ¿Qué te ha costado?
--Sólo una ardilla. Creo que el anciano estaba un poco sentimental esta mañana. Hasta me deseó buena suerte.

5.- Gale sostiene en alto una hogaza de pan con una flecha clavada en el centro, y yo me río. Es pan de verdad, de panadería, y no las barras planas y densas que hacemos con nuestras raciones de cereales. Lo cojo, saco la flecha y me llevo el agujero de la corteza a la nariz para aspirar una fragancia que me hace la boca agua. El pan bueno como éste es para ocasiones especiales.


Semi- Dioses:

1.- En aquella excursión estaba decidido a portarme bien.
Durante todo el viaje a la ciudad soporté a Nancy Bobofit, la pelirroja pecosa y cleptómana que le lanzaba a mi mejor amigo, Grover, trocitos de sándwich de mantequilla de cacahuete y ketchup al cogote.

2.- En cualquier caso, Nancy Bobofit estaba tirándole trocitos de sándwich que se le quedaban pegados en el pelo castaño y rizado, y sabía que yo no podía hacer nada porque ya estaba en periodo de prueba. El director me había amenazado con expulsión temporal si algo malo, vergonzoso o siquiera medianamente entretenido sucedía en aquella salida.
—Voy a matarla —murmuré.

3.- Esperaba que el viaje saliera bien. Esperaba, por una vez, no meterme en problemas.
Anda que no estaba equivocado.

4.-Verás, en las excursiones me pasan cosas malas. Como cuando en quinto fui al campo de batalla de Saratoga, donde tuve aquel accidente con el cañón de la guerra de la Independencia americana. Yo no estaba apuntando al autobús del colegio, pero por supuesto me expulsaron igualmente. Y antes de aquello, en cuarto curso, durante la visita a las instalaciones de la piscina para tiburones en Marine World, le di a la palanca equivocada en la pasarela y nuestra clase acabó dándose un chapuzón inesperado. Y la anterior… Bueno, te haces una idea, ¿verdad?

5.- Grover era un blanco fácil. Era canijo y lloraba cuando se sentía frustrado. Debía de haber repetido varios cursos, porque era el único en sexto con acné y una pelusilla incipiente en la barbilla. Además, estaba lisiado. Tenía un justificante que lo eximía de la clase de Educación Física durante el resto de su vida, ya que padecía una enfermedad muscular en las piernas. Caminaba raro, como si cada paso le doliera; pero que eso no te engañe: tendrías que verlo correr el día que tocaba enchilada en la cafetería.


NEFILIMS.

1. -Vaya, finalmente estás despierta-dijo una voz seca-Hodge estará contento. Todos pensábamos que probablemente morirías mientras dormías.

2. Cerró los ojos con fuerza y volvió a abrirlos: en esta ocasión advirtió que lo que contemplaba era un techo abovedado de madera, pintado con un motivo rococó de nubes y querubines.

3. Clary volvió la cabeza, Isabelle estaba encaramada en la cama contigua, con la larga melena negro azabache sujeta en dos gruesas trenzas, que le caían por debajo de la cintura. El vestido blanco había sido reemplazado por vaqueros y una ajustada camiseta sin mangas, aunque el colgante rojo todavía le parpadeaba en la garganta. Los oscuros tatuajes en espiral habían desaparecido; su piel aparecía tan inmaculada como la superficie de un cuenco de nata.

4. -¿Estoy muerta?-se preguntó-¿Es posible que el cielo tenga este aspecto?

5. Un repentino dolor punzante obligó a Clary a llevarse las manos al estómago. Lanzó un grito ahogado.

Mucha suerte a todos,

Directiva Campamento Fandoms.

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